miércoles, 26 de noviembre de 2014

A veces hay que dejarlo pasar

A veces hay que dejarlo pasar. Por salud mental, más que nada. Y me refiero a… a casi todo en la vida, en realidad. A veces, al mirar el mundo alrededor, se me llena el estómago de indignación y las palabras (malsonantes muchas de ellas, lo confieso) se atropellan al rodar por la lengua. Ese ánimo exaltado termina por agotar, a fuerza de repetirse demasiado a menudo, y he llegado a la conclusión de que no merece la pena estar siempre con las uñas afiladas y dispuesta a saltar a la yugular. No se trata de mirar para otro lado, no, pero sí de darte un tiempo de reflexión mientras pasa y lo miras de reojo. Como una leona al acecho, intentar elegir la mejor presa cuando tengas que cazar. Practicar la paciencia (no la resignación, eso no) y darte un tiempo de reposo para fortalecerte. Saber esperar, a veces, tiene sus recompensas.



2 comentarios:

  1. No se puede estar siempre al quite, que sino gastamos demasiadas energías. Biquiños!

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  2. Exacto, hay que ahorrarlas para cuando hacen falta de verdad. Mejor un zarpazo bien dado que veinte manoteos desatinados ;-)
    Besucos.

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