martes, 16 de septiembre de 2014

El tiempo juega al escondite

El tiempo se queda a nuestra espalda y, si vuelves la cabeza, apenas ves la punta de su nariz escurridiza mientras se esconde. Un, dos, tres, el escondite inglés. Te vuelves a girar y lo tienes más cerca. Ahora lo ves, luego no lo ves, de pronto lo notas respirando en tu cuello. ¿Lo tenías tan desnudo? Puede ser, no lo recuerdas. Su aliento te roza con frialdad. Igual que sus dedos, afilados, al posarse en tu hombro. Te ha atrapado en su abrazo inevitable. Ríndete. 

4 comentarios:

  1. Muy oportuna a mi carrera mañanera, chica que no le veo el sentido a estos sobresaltos y a ese que me toca el hombro para darme el Buenos días martilleando. El tiempo da, el tiempo quita y encima se divierte...
    Besos

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    1. El tiempo es un caprichoso y un incomprendido, qué le vamos a hacer, pero si se quita esa manía de tomarnos por sorpresa, mucho más tranquilas ;.)

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  2. A ver, dime una cosa... ¿te estás sintiendo mayor o qué?. Dáte la vuelta y ponte el tiempo por montera, que no hay más tiempo que el de hoy :p
    Besos!

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    1. Ja, ja, dentro de otro millar de años, quizás. Es más bien un “¿Ya? Pero, ¡¿ya?! Y yo con estos pelos…” Un sentirme descolocada, una especie de temor a perder ese tiempo que pasa, o las oportunidades, o qué se yo. Esa odiosa conciencia de la vida evanescente o, en castizo, a veces me da por comerme el tarro que no veas. Je.

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