No hay como cambiar de aires para
que la mente dé, por lo menos, un cuarto de vuelta sobre sí misma y alcance
otra perspectiva, aunque sea en pequeño grado. Romper la rutina calma las
compulsiones diarias y a veces nos hace mucha falta. No es que una escapada
relámpago sea lo óptimo para rebajar los niveles de estrés, pero da un respiro
(o un aliento) al pensamiento de piñón fijo, lo cual ya es bastante sano.
Después de dos días de quiebro a lo cotidiano se puede volver cansado, con
sueño y llorando como un niño que no quiere ir al colegio al día siguiente (el
drama de todos los domingos, vaya), a pesar de lo cual ahí queda ese resquicio
de sonrisilla placentera que te ha acompañado durante el desahogo. A estas
alturas del año, además, es como un aperitivo de las vacaciones por venir.
Este fin de
semana he practicado este ejercicio en cuestión con un paseo (rápido y
superficial, reconozco) por las calles de Barcelona, aprovechando la
circunstancia de un viaje de trabajo de mi paciente costalero. La brevedad no
impide el disfrute cuando la disposición es la adecuada y hemos disfrutado, sin
duda. Además de las típicas visitas y el callejeo habitual, nos guiaba la idea
de relajarnos sin complicaciones, así que abundaron los escaparates y las
terracitas tan apropiadas para refrescarse del calor. Un blanco fresquito junto
al mercado de Santa Caterina, una clara bien fría frente al de San Antoni, un
café frente al puerto… Atmósfera casi vacacional, así da gusto. Y el
añadido de una concentración motera de Harley Davidson, dando más color al
ambiente.
En líneas generales, una
escapadita muy agradecida que nos ha cundido bastante y durante la cual hemos conocido
dos restaurantes que nos han gustado mucho. A saber:
Abrassame
Situado en la última planta del centro comercial y de
ocio Arenas, antigua plaza de toros, tiene el turístico atractivo de las
vistas. Cenar en la terraza mientras anochece es, cuando menos, vistoso, como
lo es la decoración del restaurante. Se come bien, sin grandes alardes
experimentales pero con buenos productos y una elaboración muy buena. Después
de degustar una versión particular del fish and chips y unos fingers
de pollo con guarnición de humus,
todo a su convincente manera, nosotros nos quedamos con el postre que
compartimos: una mousse de coco sobre carrot cake que estaba para pegar
alaridos. Ah, un detalle de los que te dejan buen sabor de boca: el camarero
fue simpatiquísimo.
Mine
Encantador y delicioso resume la impresión final de este pequeño restaurante que estaba cerca
del hotel, en Sants. Una carta basada en productos tradicionales y nuevas
elaboraciones con un resultado que nos dejó con ganas de volver en cuanto
podamos. Decoración con un aire ligeramente afrancesado, sin minimalismos ni
estridencias, y de lo más confortable. Atenciones de primera sin sombra de
obsequiosidad. Y los platos, de fábula. La tapa de croquetas de pollo tandoori está de miedo, para no perdérsela. Mi
pareja pidió un atún estilo tataki
(aunque más bien hecho, a él le gusta así) sobre patata panadera y le encantó.
Yo probé el canelón crujiente de carne
asada, una especie de rollito oriental con relleno clásico, que me dejó
bizca. El postre compartido era un pastel
de manzana, tipo strudel, con polvo
de palomitas… sí, has leído bien, polvo de palomitas. Además de original,
muy rico. Ah, y antes de empezar nos invitaron a un detalle de la casa: una
copita de mousse de salmón. En
conclusión: un lugar estupendo para una cena agradable que merece la pena
visitar.
Creo que se nota cuál ha sido mi
favorito, ¿verdad?
Os dejo los datos de ambos para
que podáis llegar a vuestras propias conclusiones:
Restaurante
ABRASSAME
Cúpula del centro comercial Arenas
Gran Vía de les Corts Catalanes, 375-385
(Barcelona)
Tfno.:
934 255 491 – Fax: 932 894 118
E-mail: hola@abrassame.com
MINE,
Restaurante y tapas
C/ Béjar, 66 (Barcelona)
Tfno.: 930 016 983
E-mail: restaurantemine@gmail.com
Facebook: http://www.facebook.com/restaurantmine
* Las fotos de los restaurantes están obtenidas de la red. Las de los platos del Mine (y ese fondo de camiseta "rollingstoniana"), obviamente, son mías. Dicen que la intención es lo que cuenta, ¿no?
Qué bien sientan las escapadas aunque sean cortas. Como dice Obélix los desayunos (y todo lo demás) fuera de casa saben mejor. Me apunto las recomendaciones nunca se sabe cuando puede una escaparse.
ResponderEliminarBesos!
Ufff qué debilidades, esa cocina, paldeo, salivación y mi admirada Barcelona. Me has ganado para la causa ABRASSAME y MINE.
ResponderEliminarBesos
De maravilla sientan, Marga. Con lo que me queda para las vacaciones, ha sido el respiro que me hacía falta. Y lo hemos disfrutado, incluso sin contar las cenas :-D
ResponderEliminarMe alegra haberte ganado, Marilú. El Mine es una cucada y seguro que volveré a pasar en la próxima escapada.
Gracias por pasaros :-))